El parque por el que transitan los personajes de “Horas y minutos del atardecer” es todo menos un parque. Es cierto que hay un árbol, un banco y también se escuchan los pájaros… Pero en cuanto aparecen los personajes en escena se comprende que, en realidad, es más parecido a un cuarto de estar. Allí han decidido vivir su vida.
Un atardecer de primavera reúne en un parque a un grupo de personas que se han instalado en la mentira para vivir. ¿Cuestión de supervivencia? Mentiras que producirán, al mismo tiempo, risa, miedo, enfado y muchísima ternura.
Caminan como pueden; parece que hubiera una niebla que les provoca darse muchos golpes. Ellos viven por inercia. “Horas y minutos del atardecer” trata sobre sus vidas y el paso del tiempo. Un retrato perfecto de esos minutos insignificantes y las pocas horas grandes de las que está compuesta la vida.
{{date}}
{{#date_ses}} {{#is_unique_provider}}