Ir a una exposición es viajar a otro lugar, sentir cada trazo y detalle como si pudiésemos estar en el lugar retratado. O más bien, "casi" poder hacerlo. Sin embargo, ha llegado una exposición con la que no solo se puede "casi" experimentar todo esto, sino hacerlo de verdad, vivirlo y envolvernos en arte: El Mundo de Van Gogh.
Se trata de una exposición totalmente inmersiva en la que el visitante podrá disfrutar de las grandes obras del artista holandés en un viaje lleno de sensaciones. Y es que no solamente nos hace testigos de su arte a través de grandes paneles con sus cuadros en movimiento, sino que también nos convierte en cómplices. Música, aromas o la animación más avanzada de cada obra es lo que nos espera en esta exposición en la que el legado del genio Vincent Van Gogh está más vivo que nunca.
La inteligencia artificial que hace que todo los lienzos se presenten de manera tridimensional es lo que genera esta sensación totalmente diferente en la que podremos sentir La noche estrellada, El dormitorio en Arlés, Los girasoles, o su propio autorretrato un poquito más cerca. Porque desde los más jóvenes de la casa hasta las miradas más veteranas podrán descubrir, por primera vez, el universo de Van Gogh desde su misma perspectiva.
Las obras del holandés siempre nos han transportado a otros lugares. Con El Mundo de Van Gogh, sin embargo, lo que hacemos es vivirlos con él.
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