Corría el año 2011 cuando se representó por primera vez Burundanga. Mucho tiempo ha pasado desde entonces, y poco a poco esta comedia de enredos se ha convertido en todo un símbolo del humor teatral de nuestro país. Romance, drogas, triquiñuelas, embarazos y formaciones terroristas se entremezclan en un hilarante argumento que se atrevió a enfrentar, por primera vez, el fin de la banda terrorista ETA de un modo despreocupado y divertido, asumiendo así nuestra historia como algo normalizado.
Se trata de una obra idea de Jordi Garcelán, dirigida por Gabriel Olivares y con 12 temporadas a sus espaldas es una de las producciones teatrales más populares de la cartelera madrileña. Y no es para menos, más de 1 millón de espectadores ya han disfrutado de esta arriesgada historia. Aunque a priori parezca una comedia romántica más, Burundanga esconde mucho valor: a hacer los chistes de política que hasta hace unos años nadie se atrevía a hacer.
Berta está embarazada, pero su novio todavía no lo sabe. No lo sabe porque ella no se lo ha querido contar, tiene demasiadas dudas: ¿está enamorado? ¿La quiere de verdad? ¿Está preparado para un compromiso de tales magnitudes? No sabe ni cómo preguntárselo.
Hecha un manojo de nervios pide consejo de su amiga Silvia, que ni corta ni perezosa le recomienda una solución drástica: darle Burundanga, una droga que hace perder la voluntad a quien la toma y le vuelve absolutamente sincero.´
Berta decide hacerle caso, pero en cuanto sigue el consejo de su amiga la trama se complica, porque descubre mucho más sobre su novio de lo que esperaba. Se desatará una comedia de enredos desternillante donde todo puede pasar.
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{{#date_ses}} {{#is_unique_provider}}Drogas, pistolas, secretos. Uno va a ver Burundanga y se encuentra, sin apenas darse cuenta, plenamente sumergido en una sobreexcitada historia de intrigas rocambolescas. Hay conspiraciones, cervezas, bandas armadas. Y el amor como protagonista. Nada podría fallar en esta comedia de enredos. Es sincera, fresca y divertida: pasaporte asegurado para pasar ...
Drogas, pistolas, secretos. Uno va a ver Burundanga y se encuentra, sin apenas darse cuenta, plenamente sumergido en una sobreexcitada historia de intrigas rocambolescas. Hay conspiraciones, cervezas, bandas armadas. Y el amor como protagonista. Nada podría fallar en esta comedia de enredos.
Es sincera, fresca y divertida: pasaporte asegurado para pasar un buen rato. Uno va a ver Burundanga y comprende al momento por qué esta comedia de enredos lleva la friolera de 6 años en cartel.
¿Cómo lo habrá conseguido? ¿Cómo sigue sorprendiendo? La expectativa es muy alta y nunca es buena compañera. ¿Habrán caducado sus chistes? La respuesta ha sido no, y bastantes carcajadas.
Corría el año 2011 cuando se estrenó Burundanga en Madrid. Y fue una apuesta arriesgada: una droga delictiva se entremezcla con la herida abierta de un pasado agitado. Hoy, el argumento no es ningún secreto, pero Jordi Galcerán supo manejar en su momento la situación con sumo tacto: convirtiendo tanto la Burundanga como a ETA en una excusa para un argumento de enredos. Los juicios morales o conclusiones didácticas quedan completamente al margen de esta historia de parejas. Burundanga es una sonrisa amable: una comedia de enredos, de amores y de sorpresas, herencia de ese teatro español que otrora llenara corrales de comedia y que sirve como trago para pasar los problemas.
Berta y Manel llevan un año saliendo. sin haberlo planeado, ambos esperan un hijo, pero la primera no piensa decírselo al joven hasta haber averiguado antes si está realmente enamorado. Es aquí donde entra en juego la dicharachera Silvia, compañera de piso y farmacéutica que le proporciona a Berta un poquito de Burundanga, siempre con un inofensivo propósito: interrogar al futuro padre para saber si realmente la quiere. Sin embargo, la verdad es peligrosa, y Berta descubrirá actividades de su novio que nunca cabría esperar.
Burundanga destila frescura. Es amable, traviesa y cercana. Corre con la ligereza de una treta infantil: que juega con temas peligrosos, pero sus intenciones son cristalinas e inocentes. Capitaneada en todo momento por unas interpretaciones vibrantes, la obra tiene ese toque macarra y desenfadado que hace olvidar la gravedad de los elementos. O mejor aún, de olvidar esa fina línea que los separa de la realidad.
Sin embargo, también nos encontramos ante un dilema: ¿puede que Burundanga haya perdido la originalidad de la que podía gozar en el año 2011? Los chistes sobre regiones, nacionalismos y costumbres ya no impresionan. Se han extendido del teatro a la televisión, de la televisión al cine y del cine de nuevo hasta la parrilla televisiva casi hasta la extenuación. Burundanga pertenece a esa generación que creó una escuela que ha crecido demasiado para seguir manteniéndola. De hecho, el público observador sabrá detectar destellos de esta obra en nuestra televisión actual: chistes, giros argumentales y personajes se nos hacen familiares.
Pero Burundanga sobrevive, y es sin duda alguna por el componente humano que hay detrás. Por la profesionalidad de unos actores que saben defender un argumento cada día y llenar el mítico Teatro Lara. Sobrevive por la pasión, por un teatro bien hecho, por el humor y el amor, por el amor al teatro. Si tienes una tarde libre, Burundanga son risas aseguradas de las que nunca se agotan.
Un tema trágico como el terrorismo y que tristemente afecta a bastas cantidades de personas... y hecho comedia. Se trata de "Burundanga. El final de una banda", una obra de teatro del dramaturgo Jordi Garcelán dirigida por Gabriel Olivares, que se estrenó en 2011 y que mantiene el éxito tan ...
Un tema trágico como el terrorismo y que tristemente afecta a bastas cantidades de personas… y hecho comedia. Se trata de «Burundanga. El final de una banda», una obra de teatro del dramaturgo Jordi Garcelán dirigida por Gabriel Olivares, que se estrenó en 2011 y que mantiene el éxito tan arrollador como si de las primeras semanas se tratase.
A simple vista, la obra puede parecer una comedia romántica que cuenta la historia de una pareja que sólo quiere ser feliz, pero poco a poco se descubre que el final de ETA, una herida de la sociedad española que nadie antes se había atrevido a tratar de este modo, es temática clave en esta pieza teatral.
Berta se ha quedado embarazada de su novio Manel, pero no se ha atrevido a decírselo porque ni siquiera sabe si la quiere. La solución se la da su amiga y compañera de piso, Silvia, quien le propone que le suministre cierta cantidad de burundanga, una droga que hace perder la voluntad y que provoca la más profunda sinceridad. Berta, convencida, le da a su novio esta sustancia y descubre no solo que sí la quiere, sino también que forma parte de la banda ETA.
Mar Abascal, Eloy Arenas, Bart Santana, Mar del Hoyo y Fran Nortes son los actores que se encargan de dar vida a esta obra de teatro que se encuentra en su tercera temporada y que ya ha tenido más de 250.000 espectadores, quizá porque Garcelán ha cumplido con su objetivo de no ofender a nadie y de entretener al público de la manera más exitosa y entretenida.
Burundanga. El fin de una banda, permanecerá en la cartelera del Teatro Lara de Madrid hasta, al menos, marzo del próximo año, en varias sesiones de martes a domingo. Taquilla.com tiene a la venta de entradas para Burundanga.