La gente. Siempre la gente. La gente tal, la gente cual, siempre quejándose. Si el rasgo más característico del ser humano es su incongruencia, es bastante probable que el segundo más destacado sea su incapacidad para darse cuenta de que lo es. Con esta premisa como base, la compañía Absurdos Teatro se propone explorar esas incongruencias parapetándose precisamente en la gente.
A protestar a la Gran Vía, escrita y dirigida por Alfonso Mendiguchía, es un ejercicio de humor absurdo no apto para las mentes rígidas y tradicionales. Alfonso Mendiguchí y Patricia Estremera conforman, sobre el escenario, un dúo cómico con una compenetración difícil de conseguir.
Cinco situaciones cotidianas llevadas con un ritmo frenético desde el comienzo y un humor tremendamente absurdo que te hará sentir tan cómodo como en casa.
No te lo pierdas.
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{{#date_ses}} {{#is_unique_provider}}La gente. Ay, la gente. No existe concepto más ambiguo y sobreutilizado que el de "la gente". ¿Cuántas veces decimos esta palabra al día? Quizá nunca te has parado a pensarlo, pero solo basta con estar un poco atento... o con ir a ver A protestar a la Gran Vía ...
La gente. Ay, la gente. No existe concepto más ambiguo y sobreutilizado que el de «la gente». ¿Cuántas veces decimos esta palabra al día? Quizá nunca te has parado a pensarlo, pero solo basta con estar un poco atento… o con ir a ver A protestar a la Gran Vía de Los Absurdos en la Sala Lola Membrives del Teatro Lara. ¿Por qué? Porque Patricia Estremera y Alfonso Mendiguchía se van a encargar de ponernos delante de las narices nuestra falta de congruencia y la facilidad que tenemos para hacer oídos sordos a lo que nos rodea. El modus operandi es la simulación de un estudio que trata de dar respuesta a una pregunta: «¿Quién es la gente?» El texto, obra de Mendiguchía, está protagonizado por dos congresistas que, mediante la representación de situaciones cotidianas, tratan de desgranar este concepto.
La pieza plasma a la perfección cómo nos escudamos en «la gente» para echar balones fuera y no reconocer nuestros propios actos. Los Absurdos consiguen que te reconozcas en las situaciones que simulan durante toda la obra para hacerte reaccionar y te des cuenta de la hipocresía que se esconde en la queja y crítica continua hacia nuestro entorno. Por eso no es de extrañar que al final de la obra consigan que el público levante el culo de su asiento y se ponga en pie, movidos por la fuerza y vitalidad de ambos actores. La ironía y el sarcasmo marcan el ritmo de la obra, aportando el punto ácido necesario para la reflexión.
Lo que más sorprende es que utilizan ciertos recursos cómicos muy habituales, como la imitación de los distintos acentos en España, sin caer en la broma fácil y el topicazo. La capacidad de ambos para cambiar de un personaje a otro sin titubear demuestra el talento y la variedad en registros que manejan. Además, la afinidad y complicidad entre los dos es innegable, ya que crean un binomio interpretativo ideal. Patricia y Alfonso se comen el escenario, provocando risas casi ininterrumpidas entre el público.
Ver a Los Absurdos sobre el escenario siempre es un soplo de aire fresco. O eso dice la gente. Así que, si quieres comprobarlo tú mismo, no te pierdas A protestar a la Gran Vía los jueves a las 20.15h en la Sala Lola Membrives del Teatro Lara, hasta el 5 de octubre.
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