La Bombonera de Don Cándido: todo lo que es el teatro
Bienvenidos al teatro, bienvenidos a la historia. Prepárense para descrubrir y agárrense los sombreros, porque van a conocer por dentro la famosa 'Bombonera', y de una manera especial. Nada de entrar a una butaca y disfrutar en silencio. Adéntrense en el espacio, el tiempo y la imaginación. Prepárense para algo nuevo, porque esta no es una experiencia al uso.
"Y son ya ciento treinta y siete años de aplausos corriendo calle abajo por la corredera de San Pablo; ciento treinta y cinco años latiendo en los actores, directores, sastres, regidores y aquel señor bajito que siempre andaba apuntando; ciento treinta y cinco años de encuentros trasnochados, de comedias hilarantes, de mil dramas sufridos por actores bien amados; butacas, candilejas, tramoyas, decorados..."
Y qué mejor manera de conocer el teatro que con una representación. Patricia y Alfonso Mendiguchía, de la compañía Los Absurdos, capitanean esta expedición por el Teatro Lara que deja, sin ninguna duda, desfasadas todas aquellas visitas guiadas a las que estamos acostumbrados. Olvídese de los paseos comentados, de las largas cantinelas memorizadas de carrerilla cual dictado de colegio. Porque con 'La Bombonera de Don Cándido' el teatro va a ser vivido: Los Absurdos desbordan imaginación, ganas, y una energía contagiosa que hace de este domingo una fiesta.
Una vez más, la compañía destila un estilo propio que, si bien nos puede sonar la cantinela de sus otras creaciones, aquí deja galopar libre a su imaginación haciendo gala de una teatralidad clásica y exquisita. Declamaciones en verso, sonrisas, melodiosas frases para convertir el interior del teatro en lo que siempre ha sido: un gran escenario con las entrañas abiertas. Esta experiencia es como abrir un libro de poesía muy simpático y actual, repleto de artefactos, sorpresas, y ese guiño de cercanía que el visitante necesita. Para convertir el Lara casi en tu propia casa y amar de nuevo el teatro.
Puede que, a día de hoy, el teatro se haya quedado en la trastienda del imaginario popular de ocio. Mientras las salas de conciertos, discotecas y tiendas de libros se presentan como un recurso instantáneo de alternativa para el tiempo libre, gran parte del público sigue viendo la dramaturgia como un ente abstracto de aire clasista, aburrido y chapado a la antigua, de dudoso precio siempre por encima de las posibilidades. Por eso, puede que este tipo de representaciones inspiradoras hagan ahora más falta que nunca.
Prepárenese para la historia y las historias, para los palcos, el pasado y el futuro, los pasillos, la emoción, los escenarios, la magia y la tramoya, los telones, los fantasmas... Porque por apenas 12 € se puede vivir el teatro. Porque, sin el público, el arte desaparece.