El Ballet de Moscú llega con Giselle, obra maestra de la danza del romanticismo. La compañía está dirigida por Timur Fayziev que, además, fue su fundador en 1989. Los bailarines que conforman este ballet tienen un potencial técnico y expresivo formidable y conseguirán impresionar al público con su interpretación y movimientos limpios y ágiles.
La historia comienza con nuestra protagonista, Giselle, interpretada por Cristina Terentiev. Es una joven e inocente campesina que vive junto a los valles del Rin con su madre; Berther, cuyo papel está a cargo de Liudmila Rhyzova. Este personaje reprime a su hija debido a su débil salud y el miedo a que la niña muera antes de su boda; lo que la llevaría a convertirse en un espíritu nocturno asesino.
El desarrollo de la obra se basa en el cortejo por parte de Albrecht, duque de Silesia representado elegantemente por Alexei Terentiev, hacia Giselle fingiendo otra identidad. Entran también en escena Anton Shalin interpretando a Hilarión, el guardabosques enamorado de la joven; y Bathilde, princesa prometida de Albrecht, que se hace amiga de nuestra protagonista.
Cuando se descubre la identidad de Albrecht, Giselle muere y se convierte en una Willi, como ya temía su madre. La obra concluye con Elina Shalina en el papel de Myrtha, reina de estos espíritus nocturnos, intentando matar al joven duque, que ha ido a visitar la tumba de su amada para rogarle perdón. La salvación del chico le costará a nuestra protagonista la eternidad sumida en la maldición de las Willis.
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