Cádiz será el escenario para contar esta historia. Una ciudad de perfil macondiano, donde todos los elementos aparentemente cotidianos acaban adoptando una dimensión mágica que anuncia la tragedia: la flauta del afilador, la presencia del circo en las afueras de la ciudad, el trino de los pájaros o el coro de los vecinos anteceden a un perturbador viento de levante. Fedra y Medea viajan hasta nuestros días como dos seres grises que asumen una fatalidad antigua.
Las niñas de Cádiz atraviesan una tragedia con carcajada con 'El viento es salvaje': una reflexión sobre la suerte y la culpa. En toda historia terrible hay una paradoja que puede llevar a la comedia; y, al contrario, en todo arranque de humor hay siempre un fondo trágico.
Dos amigas. Tan amigas que son hermanas.
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