Ámsterdam es una de las ciudades europeas más visitadas a lo largo del año. Todo el mundo ha oído hablar del Barrio Rojo, los canales, las bicicletas, los coffee shops… Lejos de todos estos tópicos que rodean a la ciudad, te traemos ocho consejos que deberías seguir si el país de los tulipanes es tu próximo destino. Te proponemos ocho planes más que asequibles y no tan comunes para que explores la ciudad con los cinco sentidos.
Probar las famosas kroketten
Una de las primeras cosas que te vas a encontrar al llegar a los Países Bajos son las famosas kroketten. Se trata, nada más y nada menos, ¡que de la versión holandesa de nuestras amadas croquetas! Lo más curioso no es sólo el snack en sí, sino las máquinas dispensadoras individuales a través de las que obtienes esta delicia, ¡conservando el calor del alimento y abiertas durante todo el día! Diversas fuentes nos informan que las kroketten consumidas después de una noche de fiesta y desenfreno son las que mejor saben.
Subir al último piso de la OpenBare Bibliotheek
A escasos metros de la Estación de Ámsterdam Central se encuentra la Biblioteca Pública de Ámsterdam, más conocida como la OBA. Se trata de la biblioteca pública más grande de Europa, en la que se pueden encontrar pisos enteros dedicados exclusivamente a colecciones de música, películas y videojuegos. También cuenta con una sala de exposiciones, un teatro o un Museo dedicado a Gerard Reve, uno de los escritores neerlandeses más importantes de la posguerra. La entrada al edificio es gratuita y si subes en ascensor a la última planta, podrás disfrutar de unas vistas maravillosas de la ciudad.
Hacer una escapada a Haarlem
A la ciudad de Haarlem se la conoce como “la ciudad olvidada”, y es que pocos son los turistas que saben que a escasos veinte kilómetros de Ámsterdam se encuentra unos de los cascos viejos con más encanto de toda Holanda. A diferencia del centro de Ámsterdam, en Haarlem podrás recorrer con total sosiego sus calles tranquilas y ordenadas. Imperdibles son la Grote Markt, el Molino de Viento de Adriaan o la Catedral de San Bavón. Y, ¿sabes lo mejor? Si coges el tren en Ámsterdam Central puedes estar en Haarlem en apenas quince minutos. Los trenes pasan con frecuencia y un billete de ida y vuelta cuesta 5,70€. ¿A que es un plan de lo más atractivo?
Visitar los pueblos de la comarca de Waterland
En la Holanda septentrional, lejos del bullicio y ajetreo de la gran ciudad, se encuentra Waterland. Un pequeño municipio en el que sencillez y naturaleza se unen para hacerte descubrir un paisaje de suma belleza. Esta comarca de pequeños pueblos construidos sobre pólderes configura un paisaje muy pintoresco en el que el agua se mezcla con la tierra. Edam, Volendam, Marken y Monnickendam son algunos de los pueblos que podrás visitar si te animas a emprender esta ruta. ¿Nuestro consejo? Hazte con el Waterland Ticket en la Estación Central de Amsterdam, un billete de autobús con el que puedes recorrer toda la comarca, subiendo y bajando todas las veces que lo necesites durante un día entero por tan solo 10€.
Descubrir el curioso patio de Begijnhof
En pleno corazón de Ámsterdam encontramos uno de los lugares más especiales de nuestro recorrido. Begijnhof es un recinto privado de acceso gratuito surgido a mediados del siglo XII. En este patio tan peculiar habitaban las beguinas, una hermandad femenina dedicada al cuidado de los más desfavorecidos. Nada más adentrarnos en este remanso de paz, observamos un patio luminoso con un cuidado jardín que a su vez está rodeado por multitud de casas de estilo holandés. Merece la pena detenerse un instante y descubrir, entre otras particularidades, la casa más antigua de Ámsterdam o una de las iglesias clandestinas de la ciudad. ¡Presta mucha atención cuando te encuentres a escasos metros de la Plaza Spui o la entrada a esta maravilla pasará inadvertida ante tus ojos!
Degustar una buena cerveza en Brouwerij ‘t IJ
Si eres un apasionado de la cerveza no puedes perderte la única cervecería de Ámsterdam que tiene con producción propia. Junto al Molino de Viento de Gooyer, encontrarás este lugar tan pintoresco en el que se respira buen ambiente y sencillez. Podrás probar distintos tipos de cerveza artesanal mientras la acompañas de un buen queso holandés o embutidos típicos de la zona. Los dueños no tardarán en entablar conversación con todo aquel que se deje caer por este auténtico bar autóctono que, sin duda, te va a sorprender. Si ya estás pensando en la manera de llegar a este curioso bar tenemos la clave: desde la Plaza Dam coge el tranvía 14 (dirección Flevopark) y bájate en la parada de Pontanustraat.
Ir de concierto a La Bimhuis
Con más de trescientos conciertos anuales, La Bimhuis se ha consagrado como una de las salas favoritas del público holandés. Si eres un amante del jazz y la música improvisada, no puedes dejar pasar la oportunidad de adentrarte en este fabuloso espacio en el que iniciaron sus carreras artistas de la talla de Brad Mehldau, John Scofield o Joshua Redman. Si te decantas por La Bimhuis, te recomendamos asistir a un concierto en la sala dedicada al jazz que sobresale sobre el río IJ y es una auténtica maravilla. Desde la Estación Central de Ámsterdam podrás llegar a pié en apenas quince minutos. Aquí puedes consultar toda la programación del lugar por si te animas a vivir una experiencia acústica de lo más original.
Curiosear las estrecheces de la ciudad
Se ha convertido en una de las peculiaridades más comunes de la arquitectura holandesa. Antiguamente, se pagaban impuestos en función de la anchura de la fachada, y es por ello que se multiplican las viviendas mucho más altas que anchas. Claro ejemplo de ello es la casa que encontrarás en Singel 7. Con su fachada de poco más de un metro, puede parecer la casa más estrecha de la ciudad pero ¡no te dejes engañar!, la parte delantera de esta casa es bastante más ancha. La verdadera joya se encuentra en el 22 de la calle Oude Hoogstraat. Está considerada la casa más estrecha de la ciudad y actualmente alberga una tienda de té en la planta baja y una pequeña cafetería en la primera planta. Ya puedes apresurarte, su aforo de escasas seis personas quizás le haga la puñeta a tus intenciones de disfrutar una buena taza de té.