Para muchos actores, el teatro de calle es uno de los mayores retos a los que tendrán que enfrentarse en toda su carrera, pero merece la pena. La apuesta por este tipo de teatro es sinónimo de cercanía con el público. Al saltar de los escenarios a las calles de la ciudad los actores pueden interactuar, ver la respuesta del espectador e, incluso, tocar al público. La esencia de este fenómeno, cada vez más habitual, es tratar de conquistar a un público tan heterogéneo que los actores tienen que utilizar toda su originalidad para poder engancharlos a todos.
El teatro de calle es una invitación para cualquier persona pueda disfrutar de un espectáculo de calidad, normalmente muy poco convencional, y desgraciadamente infravalorado en muchos casos. Los verdaderos amantes del teatro de calle sabe que las posibilidades que te da salir al aire libre son inmensamente mayores que las de un recinto cerrado. La imposibilidad de controlar el sonido, la escena e, incluso, los propios movimientos hace que el teatro de calle evoque a los orígenes de un expresión artística que llenaba de color y de magia las plazas y calles de ciudades y pueblos.
La máxima manifestación de la apuesta por este tipo de espectáculo es el Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle de Valladolid, más conocido como TAC. Cada año, la capital de Castilla y León saca a la calle lo mejor de las artes escénicas en nuestro país, haciéndoles saltar de sus espacios habituales a las calles de esta histórica ciudad.
Esta decimoctava edición no podría ser menos y, del 20 al 28 de mayo, Valladolid se convertirá en la Ciudad del teatro con nuevos espacios y muchas más compañías que en años anteriores. La obra Paysages Inériers, de la compañía de Philippe Gentry, será la encargada de inaugurar el festival. No te pierdas la programación completa del TAC de Valladolid.
Los orígenes de esta alternativa teatral, en auge en nuestros días, se remontan mucho más atrás en el tiempo de lo que te puedas imaginar. Durante un largo periodo de oscuridad cultural en Europa todas las manifestaciones teatrales fueron eliminadas de la vida pública. No fue hasta la Edad Media cuando la iglesia optó por usar el teatro como herramienta para que sus fieles fueran partícipes de las historias sagradas. Estos actos, mayoritariamente desarrollados dentro de las iglesias, hicieron que se volviera a poner en funcionamiento es espíritu teatral. A partir de ese momento las nuevas manifestaciones teatrales, que no se centraban en los pasajes de la Biblia, tomaron las calle y poco a poco obtuvieron la importancia que se merecían.
