¿Se puede traer el apático pop de los tardíos 80 a pleno siglo XXI y que siga funcionando? Apostaría que sí. Y lleva The Jesus and Mary Chain por nombre. Cargaos de irreverencia. Que ruja la distorsión. Porque los hermanos Reid han vuelto a los escenarios.
Sin disco nuevo, sin material que presentar, sin pretensiones. Porque no lo necesitan. Así vuelven Jim y William, referentes del noise pop y la rebeldía, con el ruido y la desobediencia que los caracterizaron por bandera. El Bilbao BBK Live se llenará por un día de los Jesus and Mary Chain más desordenados, que subirán a su escenario quién sabe si a dar la cara o para recordarnos que se puede triunfar dando la espalda a tu público.
Estarán este viernes 10 de julio en Bilbao no para repasar lo mejor de su carrera, ni para dar una segunda posibilidad a su último trabajo (aquel tímido y agridulce ‘Munki’): vienen con su primer disco como declaración de intenciones.
En su casi 30º aniversario, interpretarán de pleno ‘Psychocandy’: cuando el primer LP es mítico. Cuando el post punk todavía se llamaba rock and roll. Cuando tu primer trabajo te convierte en un grupo de culto con tan sólo 20 años, y drogarte, dar la espalda al público y montarla en tantas salas que al final te prohíban la entrada en la mitad de los antros de Gran Bretaña te parece una buena idea. Estos son los Jesus and Mary Chains que estarán el próximo viernes en el Bilbao BBK Live.
Pocos discos han expresado tanto en un trabajo début como lo hizo este álbum: sucio, expresivo, y apático. “Los propios Jesus and The Mary Chain siempre sostuvieron que su gestación no respondía a ningún punto de partida teórico, su necesidad de expresión no se ve coartada por ningún patrón matemático-artístico.” Es instintivo y visceral. En Psychocandy, los escoceses fueron el grunge antes del grunge. Eran jóvenes, estaban enfadados y sabían cómo demostrarlo.
“Pocas veces un título reflejó tan fielmente su interior como ‘Psychocandy’: un caramelo anfetaminizado de efecto devastador”, escribía Javier Becerra en Feedback-Zine sobre el álbum. Y es que este disco, publicado en 1985, era capaz de llegar directamente al alma y distorsionarla, retorcerla, llenarla de feedbacks, ecos y caos. Y te encantaba.
Upside Down, su primer EP, los había convertido un año antes en el punto de mira punk y desgarrado de su generación. “Provocación. Caos. Kamizakismo noise-pop.» Se habían ganado a pulso el título de “los nuevos Sex Pistols”, pero destrozaron este emblema con un LP profundamente destructivo a nivel emocional. Psychocandy tiene además ese componente mágico que hace de un buen disco una explosión memorable: rebeldía juvenil, novedad, ausencia absoluta de dogmas.
“Con un sentido lisérgico, amateur y abrasivo de la composición, respetando en su esencia los patrones clásicos de la escritura pop y con un sentido melódico más que apreciable, ensuciaban deliberadamente su música con toneladas de feedback y distorsión […]”, definían en AlohaCriticón.
Es un disco repleto de rock and roll derrotado, de baladas de amor y rabia, de riffs supurantes de apatía y distorsión. En seis meses, estos chavales descontrolados habían vendido 35.000 copias. La juventud en su más pura expresión, The Jesus and Mary Chains en su máximo exponente.
No podemos volver a los ochenta y disfrutar de esos garitos sucios de ruido, repletos de violencia, de anfetamínica disconformidad. Pero sí podemos traer Psychocandy al presente: porque nunca es tarde si la rabia es buena. Y Psycochandy es la mejor.
“Psychocandy es al mismo tiempo espiritual y guarrísimo. La voz es un susurro malvado, las letras mezclan una vulnerabilidad que parece rozan la dulzura, y después se vuelven duras, descarnadas, sin ningún asomo de piedad. La distorsión de las guitarras destruye la barrera entre alta y baja fidelidad, se vuelve un muro de ruido incomprensible, para transformarse en segundos en algo diáfano, suave, limpio. En algo bueno para tu alma. Psychocandy es, básicamente, un disco que hace lo que le da la gana” Muzikalia