A estas alturas de la película, y nunca mejor dicho, quedarán pocas personas que no hayan visto Billy Elliot. La entrañable historia del chico que quería ser bailarín es uno de los clásicos que no pueden faltar en tu lista de películas pendientes. Estrenada en la gran pantalla en 2000, no fue hasta cinco años más tarde cuando dio el salto a los escenarios. Concretamente, el Victoria Palace Theatre acogió al pequeño Billy y su mundo en el West End londinense. Más de una década después, esta producción ha llegado a Madrid. El Teatro Nuevo Alcalá es el lugar elegido para albergar el musical que promete ser el bombazo de la cartelera teatral de la capital.
Billy puede parecer un simple adolescente con ilusiones, como todos. La diferencia es que su sueño rompe con lo establecido y, por ende, tiene que enfrentarse al juicio de su familia y la sociedad en la que vive. La historia se sitúa en una época convulsa para la sociedad de Reino Unido. Los recortes del gobierno de Margaret Thatcher azotan el país y, sobre todo, al sector minero. El padre y el hermano de Billy son trabajadores en la mina, por lo que la situación golpeará de lleno a la familia. Dentro de este contexto, los más pequeños siguen con sus vidas aparentemente ajenos a las circunstancias. Billy es uno de ellos. Obligado por su padre a practicar boxeo, un día el destino parece darle un giro a su vida y acaba en la clase de ballet con las niñas de su vecindario.
Desde ese momento, ante la insistencia de la señora Wilkinson y a espaldas de su familia, comenzará a asistir a las clases de baile asiduamente. El talento de Billy sale a la luz desde el principio, provocado la envidia de sus compañeras. Ante eso, la señora Wilkinson decide formar al joven bailarín para que llegue lejos. La energía e ilusión de Billy contrastan con la situación cada vez más difícil que viven su padre y el resto de mineros. Su historia nos inspira y nos alienta a perseguir nuestros sueños, superando todos los obstáculos del camino. Nos enseña que si creemos en nosotros y hacemos las cosas que nos apasionan podemos llegar muy lejos.
Nada tiene que envidiar a Broadway el gran espectáculo que el equipo de Billy Elliot, El Musical nos ha hecho disfrutar desde el primer segundo. El conjunto de niños y mayores hizo vibrar cada rincón del Teatro Nuevo Alcalá, arrancando los gritos, los aplausos y las risas del público en cada escena. Y, por qué no decirlo, alguna lágrima también. El musical mantiene la esencia original de la película: el ambiente lúgubre de la ciudad minera, la lucha de la clase obrera o los prejuicios hacia lo diferente. Sin embargo, los creadores de esta pieza han querido darle un valor añadido a la historia: el humor. Han conseguido integrarlo de tal manera que en algunos momentos no sabes si estás llorando de risa o de pena.
Los miembros del elenco clavan su papel en cada coreografía, con unos montajes vibrantes y precisos. Nuestro Billy fue Miguel Millán, pura ternura y talento llenaron el escenario durante toda la función. Voz, energía y técnica podrían definir de forma precisa su actuación. En el papel de Michael tuvimos la suerte de disfrutar de la interpretación del pequeño Diego Poch que, con su sorprendente desparpajo, se metió a los presentes en el bolsillo en cuanto pisó el escenario. La espectacular escenografía está cuidada hasta el más mínimo detalle, los decorados dignos de cualquier gran producción de Broadway y la música en directo aportan valor añadido a la obra. La labor de los músicos y el director de la orquesta fue enormemente aplaudida por todos los que nos encontrábamos en el teatro.
Estas son algunas de las razones por las que creemos (y sabemos) que Billy Elliot va a ser el estreno musical del año. No dejes que te lo cuenten y compra ya tu entrada aquí.
Dónde: Teatro Nuevo Alcalá (Calle de Jorge Juan, 62).
Cuándo: De martes a domingo desde el 5 de octubre de 2017.
Cuánto: desde 24 euros.