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#VeranodeFestivales El debut de Korn: nu-metal, drogas y valores familiares

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En mayor o menor grado, todas las bandas acaban aportando algo en el devenir del metal. Un rasgueo característico, una canción para el recuerdo, una cadencia de voz o la capacidad de la banda para beber whiskey sin caer inconscientes sobre el escenario.

Sin embargo, hay grupos que por su originalidad, capacidad de fusión o por haber aparecido en las circunstancias perfectas marcan un nuevo camino a seguir en el mundo de la música. Korn será, para siempre, una de estas bandas.

El contexto musical sin duda les estaba esperando. Cuando Korn apareció en el mercado discográfico en 1994, el grunge estaba sentado en el trono. Fue el año de la muerte de Kurt y el bautizo de un britpop que ganaba progresivamente adeptos.

Hablar de nu-metal habría resultado prácticamente irrisorio pero los chicos de California habían venido con sus ideas oscuras y su rap agresivo para cambiar las reglas del juego sin tan siquiera preguntar. Eran Jonhatan Davis y los suyos. Habían llegado para quedarse.

Claramente influenciados por bandas como Rage Against The Machine, estos chavales le estaban dando sin saberlo una nueva oportunidad al metal, que se encontraba agónico bajo el cetro de Cobain.

Aburrido, monótono, anticuado, el público la había relegado al plano de lo caduco. Bandas como Sepultura y Pantera trataban de mantener el panorama, pero no llegaron a encontrar la fórmula perfecta para atraer a quienes llevaban años lejos del rock y del metal.

Korn salió al mercado. Las guitarras de siete cuerdas y las voces rapeadas fueron sólo la parte más vistosa de este nuevo género, que desde su concepción reinventaba con frescura el metal: increíblemente potente, ágil y arrasador, repleto de contrastes, agresivo, irónico.

Korn tomó el relevo del todopoderoso grunge, adoptando unas letras perturbadas y desesperadas que llamaron al instante la atención de la misma generación perdida. Riffs duros, guitarras trabajadas pero, sobre todo, una atmósfera inquietante. La juventud más violenta hecha música llevaba por nombre Korn.

En un tiempo en el que el hip hop proliferaba sin ningún tipo de obstáculo, la crítica social estaba servida en bandeja para estos jóvenes californianos, que decidieron que el metal era una manera tan legítima de ofender verbalmente al personal como lo estaba siendo el rap.

¿Por qué no? Raves de inspiración metalera, drogas, familias desestructuradas y mucho rock and roll gestaron una leyenda que a día de hoy sigue viva y que podréis escuchar al completo en el próximo Resurrection Fest 2015.

Potente, aplastante. No importaba una estructura elaborada. Es la juventud rabiosa en su máxima expresión, es Korn sin pulir, sin abrillantar, explosivo. Con “Freak on a leash” se convertirían años después en estrellas, pero aquí ya eran absolutamente artistas.

Las altibajos compositivos del grupo y sus cambios de estilo han convertido a Korn en uno de sus álbumes más queridos de la banda, por clásico, fuerte y original, y a Blind en uno de sus temas más característicos.

Podremos darle más o menos importancia a este primer disco pero la verdad es que abrió la puerta a los Deftones. A Limp Bizkit y Linkin Park, y después a Slipknot, Disturbed, System of a Down, Papa Roach o Skindred. Que se dice rápido, pero se asimila con más calma.

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