Aquí va una confesión que Harry Potter, Houdini y cualquiera que haya dicho alguna vez «abracadabra» desaprobaría negando con la cabeza y alejándose un poquito de mí: no me gusta la magia. Más bien, no me gustan los trucos de magia. Que adivinen la carta en la que estaba pensando, que me roben la nariz […]
