Categorías
Cultura Espectáculos y teatro

La Pilarcita, una historia de sueños y fe

Hace unas semanas, Anna Castillo nos contaba en una entrevista los detalles sobre su nueva obra: La Pilarcita. Desde el 3 de junio lleva en cartel en la sala Lola Membrives del Teatro Lara, que se convierte en el escenario perfecto para esta obra de aires costumbristas que evoca los cálidos días de verano en el pueblo. La cercanía con el público hará que te sumergas en la historia como si formases parte de ella. Como la misma actriz nos contó: «tener al público tan cerca añade vértigo, responsabilidad y nervios. Es más bonito, porque exige más compromiso». Lo cierto es que, en las actuaciones que nos regala el elenco, se puede palpar ese empeño.

La historia transcurre en un pequeño pueblo de Extremadura, donde el calor azota durante todo el día en la época estival. Lucía y Luisa viven allí una vida tranquila, regentando una hospedería para recibir a los forasteros que van a la celebración de La Pilarcita. Flores y muñecas son las ofrendas que los peregrinos llevan a esta entrañable santa para pedir sus milagros. La llegada a la casa de Selva y su misterioso acompañante revoluciona a las dos jóvenes, sobre todo a Lucía, que emprende una entrañable amistad con la mujer. La unión de esta pareja es el perfecto reflejo de cómo algunas personas entran en tu vida casi sin darte cuenta y la cambian por completo.

El personaje de Selva está encarnado por la brillante Mona Martínez, que interpreta su papel con gran crudeza y melancolía. Anna Castillo y Fabia Castro son los dos vértices restantes de este triángulo perfectamente equilibrado. El personaje de Castro representa la responsabilidad y el sosiego frente a la energía y vitalidad arrolladora de Castillo. También vemos, ocasionalmente, en el escenario a Álex de Lucas quien aporta un toque de gracia a la obra con su papel de narrador trovadoresco. Un reparto pequeño que llena el escenario de talento.

Lo bonito de La Pilarcita es que consigue transmitirte los sentimientos más sencillos del ser humano de una forma extraordinaria. Las aspiraciones personales, los sueños, la esperanza, la fe, la amistad, el amor. En definitiva, es una historia de personas que no han visto el mundo más allá de los límites de su pueblo, pero que sueñan con hacerlo algún día. Es más, sueñan intensamente con vivirlo. Y eso es lo que te llevas al salir de la función: las ganas de seguir persiguiendo tus sueños, sean grandes o pequeños.

Dónde: Teatro Lara (Corredera Baja de San Pablo, 15, 28004, Madrid)
Cuándo: Hasta el 30 de junio, los sábados a las 19.15h y los domingos a las 20.15h.
Cuánto: Desde 18 euros.
Para más información y entradas pincha aquí.

Categorías
Cultura Espectáculos y teatro

Entrevista a Anna Castillo: «Transformar a las personas a través del teatro es un sueño hecho realidad»

Pasión y energía son dos adjetivos que definen perfectamente a Anna Castillo. Por la vida y por el teatro. Desde las actuaciones en el colegio cuando era una niña hasta su gran noche recibiendo el Goya a Mejor Actriz Revelación, la joven actriz ha vivido una carrera intensa tanto sobre las tablas como en la pequeña y gran pantalla. La dulce Dorita en Amar es para siempre, la cañera Susana Romero en La Llamada, la entrañable Alma en El Olivo y la enérgica Lucía en La Pilarcita son algunos de los personajes que han acompañado a la intérprete a la cima. Hoy en El Blog de Taquilla.com hablamos con Anna Castillo sobre sus proyectos, sus ilusiones y las claves de su éxito.

Tras triunfar con La Llamada, vuelves al Teatro Lara. Este lugar tan emblemático debe ser ya como tu segunda casa.

«Sí. Con La Llamada fueron tres años, así que para mí este lugar es muy especial. Me da un punto de seguridad volver a actuar aquí. Si fuera otro teatro quizá me daría un poco más de vértigo. Pero aquí siento que estoy en casa. Me hace mucha ilusión. No puedo compararlo con otros, porque no he trabajado en muchos más. Sin embargo, es verdad que al Teatro Lara le tengo un cariño especial desde el principio. Es una bombonera por la que ha pasado tanta gente… De hecho, el fantasma de Lola Membrives está por aquí y es una maravilla. Desde siempre me ha parecido un teatro muy romántico y bonito.»

Ahora vuelves con La Pilarcita. ¿Qué nos puedes contar sobre esta obra?

«La Pilarcita es una historia de tres mujeres que se encuentran en un pueblo de Extremadura durante el fin de semana en el que se celebra La Pilarcita. Es una santa a la que la gente lleva flores y muñecas y pide milagros. Hay dos chicas, Luisa y Lucía, que son del pueblo y regentan una casita para que la gente de la ciudad se hospede. De repente aparece Selva, que llega desde Madrid para hospedarse allí. Es la historia de estas tres mujeres, que están un poco perdidas y luchan por conseguir sus milagros con fe en que las cosa pueden cambiar e ir a mejor. Para mí es una historia sobre todo de fe y esperanza.»

 

La Pilarcita se estrenó en Buenos Aires de la mano de María Marull y ha triunfado. ¿Cómo ha sido el proceso de importación y adaptación?

«Ha habido cambios principalmente en el texto, ya que estaba escrito en argentino. Chema Tena, el director, cambió el textó al español. Aunque de vez en cuando encontramos algo que sigue sonando raro y lo cambiamos. La historia es la misma, está intacta. La Pilarcita es una celebración que no existe en España. Es una santa pagana de un pueblo de Corrientes, en el interior de Argentina. La hemos trasladado tal cual, como si estuviese aquí.»

Interpretas el papel de Lucía, una joven del pueblo. ¿Cómo te has preparado para meterte en la piel de este personaje?¿Qué tiene Lucía de Anna y con qué se queda Anna de Lucía?

«El proceso ha sido curioso, porque esta historia está bien contada cuando encuentras el equilibrio entre las tres actrices. Para ello, hemos pasado por varios puntos. Lucía es una chica con mucha vitalidad, energía y unas inmensas ganas de vivir. A la vez es inocente y carismática. Su ilusión por la vida es desbordante y quiere tener experiencias nuevas sin renunciar a su pureza y bondad. Lo que compartimos es que ambas somos chicas muy enérgicas y con muchas ganas de vivir. Ella es más inocente, más buena y más pura que yo, por sus circunstancias. Lucía me parece un personaje totalmente admirable.»

Debutaste con La Llamada en la sala principal. Ahora con La Pilarcita estáis en la sala Lola Membrives. ¿Cómo vives este cambio? ¿Qué tiene de especial?

«A mí me encanta, me parece que es precioso. El otro día ensayamos La Pilarcita en en la sala grande y pensé que era mejor esta. Es verdad que el hecho de tener al público tan cerca da vértigo y añade responsabilidad y nervios. Aquí no hay trucos. Ellos están ahí contigo, como si formasen parte de la historia. Parece que si estás en lo alto del escenario impone menos actuar. Al menos a mí me parece que aunque exige mucha más responsabilidad, el hecho de tener a la gente tan cerca es muy bonito

 

 

A parte del teatro, hemos podido verte en series de televisión y películas. Cada formato tiene su técnica, pero ¿tienes alguno favorito?

«No tengo ninguno favorito. Al fin y al cabo, a mi me gusta currar, me gusta mi trabajo y hacer personajes bonitos. Me es indiferente el formato. Es verdad que cada uno tiene sus cosas. El teatro es lo que más responsabilidad y compromiso exige. Para mí es lo más difícil y sacrificado, ya que tienes que poner el alma en ello. Estás sola en el escenario y debes estar comprometida con ello al cien por cien pero, por otro lado, te mantiene en forma. Te da tablas. Es una forma de entrenarte constantemente. En el cine y la televisión lo guay es que formas parte de un equipo en el que te pones en manos de un director, un montador, un sonidista… y al final, entre todos, creáis una pieza. Es más fácil porque te apoyas en tus compañeros. Todo tiene sus cosas buenas.»

Hablando de cine, ¿cómo le cambia la vida a la ganadora del Premio Goya a la Mejor Actriz Revelación?

«De momento todo sigue igual. Lo único que ha pasado es que ahora tengo un poco más de visibilidad. Estoy un poco más expuesta, pero no ha cambiado nada. Esa noche fue un subidón. Lo recuerdo como si lo hubiese soñado. Fue una noche divertida y llena de ilusión, pero enseguida me bajé de la nube. Sigo currando mucho, como estaba haciendo antes. Solo espero que el Goya sea, en algún momento, el aval de confianza para que pueda seguir trabajando sin parar.»

Has vivido una intensa carrera hasta llegar a ese momento. Comenzaste desde muy pequeña en el mundo de la interpretación, en un momento en el que el ser productivo prima sobre hacer lo que uno ama. ¿Ha sido un camino fácil?

    «Tuve el privilegio de empezar a actuar muy pronto y la suerte de tener unos padres que me apoyaban mucho. Me veían muy feliz haciendo obras del teatro en el colegio o haciendo el idiota. Desde muy pequeña empecé a compaginar pequeños trabajos que me salían con los estudios. Hasta que no me vi dedicándome a esto no dejé de estudiar. Llegué hasta tercero de psicología. Comencé la carrera a distancia para poder compaginarlo con los posibles trabajos de actriz que me saliesen. Llegó un momento en que vine a Madrid a trabajar en una serie diaria y La Llamada a la vez y vi que necesitaba dedicarme enteramente a ello.»

 

 

Te fue bien, entonces…

«Desde ese momento, gracias a Dios, he ido enlazando un trabajo con otro. Obviamente, hay momentos con más y otros con menos, pero no he parado y eso es una suerte muy grande. No sé si seguirá siendo así, ya que soy consciente de que todas las carreras tienen parones. Sé que forma parte del plan, porque la carrera de actriz es así, pero espero llevarlo lo mejor posible.»

Tanto en La Llamada como en La Pilarcita se transmiten mensajes tan importantes como la aceptación de uno mismo o la persecución de los sueños. ¿Cuál crees que es el papel del teatro respecto a esto?

«La experiencia que he tenido con la Llamada ha sido emocionante. Yo, como actriz, intento mandar un mensaje, pero a cada uno le cala de una forma distinta. Si alguien viene a ver una comedia, quiero que se lo pase bien. Si viene a ver un drama, quiero que se emocione. No puedo esperar más allá. Sin embargo, con La Llamada he tenido la experiencia de que a algunas personas les ha cambiado la vida. Les llegó tanto el mensaje que fueron un poco más felices con ellos mismos. Conseguir eso es una pasada, un sueño hecho realidad.»

¿Crees que será igual con La Pilarcita?

«Con la Pilarcita, si le pasa a alguien, nos hará muy felices. Creo que el papel del teatro, más allá de disfrutar el momento, es que cada uno salga transformado de la función. Aunque sea un par de días, que algo cambie en sus vidas. Si pasa esto, ya habrá valido la pena.»

Fuera de los escenarios también eres un referente para muchos jóvenes, sobre todo ahora con las redes sociales. ¿Cómo lo llevas?

«No lo pienso, porque no quiero ser el referente de nadie. No quiero esa responsabilidad. Evidentemente siempre tienes referentes. Yo misma cuando era adolescente los tenía y ahora también. Pero yo no asumo ese papel, porque no me considero referente de nadie ni pretendo serlo. En mis redes sociales intento enseñar cómo soy, ser lo más natural posible, ser consecuente con lo que digo y lo que hago. Si a alguien le gusta y quiere seguirme, genial.»

 

 

De cara al futuro, ¿se te plantean nuevos proyectos o vas a centrarte en todo lo que tienes abierto ahora?

«Ahora mismo estoy rodando una serie de televisión “Estoy vivo”. Es un proyecto de Globomedia para TVE. Un thriller con toques fantásticos muy guay, en el que formamos el reparto Javi Gutiérrez, Cristina Plaza, Roberto Álamo, yo… La verdad es que es un proyecto genial y estaré con él hasta noviembre. También a tope con La Pilarcita y para el próximo año vienen cosas nuevas, pero de momento está todo en el aire.»

¿Cómo es trabajar con actores que antes fueron grandes referentes para tí?

«Lo siguen siendo. Por ejemplo, estoy trabajando con Javi (Gutiérrez), con quien ya estuve en El Olivo y creo que una vez superada la barrera de la admiración lo bueno es relajarte y aprender mucho de ellos. Con él me pasó esto. Me da unos consejos buenísimos y escuchar todo lo que me quiere transmitir es clave para mí. Estoy feliz por aprender de los mejores.»

También queda muy poco para el estreno de la película de la Llamada. ¿Cómo ha sido el proceso de lleva al Campamento La Brújula delante de las cámaras?

«Para nosotros que llevamos tanto tiempo dentro de esta historia es un regalazo poder dar este paso. Después de tres años dedicando nuestras vidas a esta historia fascinante, mis compañeras, los Javis (Ambrossi y Calvo) y todo el equipo estamos muy felices por esta oportunidad. Yo llevaba tres años intepretando a Susana Romero sobre el escenario, pero solo podía enseñar de ella lo que estaba escrito en el guión. De repente, lo pasamos al cine y puedo mostrar cosas que había pensado, pero que nadie había visto. Lo mejor de la película es que puedes ver a todos los personajes en profundidad. En el teatro les conoces, pero la película te da una nueva dimensión. Creo que se vive de forma mucho más íntima, más emocionante. Entonces, para mí y para mi personaje es un auténtico regalo. Estoy muy orgullosa de que hayamos conseguido esto, porque es una muestra de que con fe y trabajo puedes llegar muy lejos.»