Verdi fue uno de los compositores más aclamados, reconocidos y posiblemente más adinerados de toda Italia durante el siglo XIX. Sus obras no sólo atraían al teatro a todo al público pudiente, si no que crearon un modelo a seguir e influyeron en artistas de toda Europa. Sus óperas supusieron toda una seña de identidad para su país, como el archiconocido “Va pensiero”, coro perteneciente a la ópera Nabucco y que a día de hoy sigue formando parte del ideario popular.
La posición social y económica de Verdi, además de su notorio reconocimiento musical le permitieron innovar. En sus óperas, el habitual bel canto se convirtió prácticamente en canto hablado, lo que generó tantas críticas como alabanzas, pero supuso un evidente puente de evolución musical entre la obra de Rossini y el posterior Puccini.
Otello es su penúltima ópera, y destila por tanto la madurez de un estilo gestado durante años. Presenta una unidad que ya ha superado la estricta estructura de aria y recitativo, tan propios del estilo italiano hasta el momento. Por todos era conocida la admiración de Verdi por Shakespeare, así que, cuando decidió adaptar esta obra para una de sus últimas composiciones nadie se sorprendió. Su estreno en 1888, ya supuso un enorme éxito que se ha extendido hasta nuestros días, siendo una parte habitual de cualquier programación operística que se precie.
Esta representación, dirigida por Riccardo Frizza, cobrará fuerza de manos del tenor Marco Berti, quien estará en Bilbao interpretando el papel protagonista de la ópera en cuatro actos. Desdémona, Yago y Otello se cuentan entre los personajes más exigentes del compositor, tanto a nivel dramático como interpretativo. La soprano Lianna Haroutounian y Juan Jesús Rodríguez, uno de los barítonos verdianos del momento, completan la formación protagonista.