Redacción: Laura Pardo
Muchas veces, parece que en el teatro sólo tiene cabida un tipo de papel para la mujer, enfocado a su búsqueda del amor y obviando la necesidad de sentirse realizada e independiente. Por suerte, El príncipe y la corista, es todo lo contrario. La corista está enamorada del amor, pero tiene los pies en el suelo y unos objetivos claros para los que no necesita a ningún príncipe. A lo largo de la muestra nos sorprenderá con grandes reflexiones y consejos, que aplica a su vida y que pueden extrapolarse a la política.
La obra comienza con la celebración de una cena en la casa de la realeza de Carpatia, a la que la corista Mary es invitada. Ella espera un gran despliegue y que todo el consulado se llene de invitados. Nada más lejos de la realidad. La cena será entre ella y el regente que, además, tiene una gran fama de donjuán. A pesar de su reticencia inicial, decide comer con él. Lo que pasará entonces sólo nos lo desvelará la alocada trama de esta historia. Mientras tanto, el mandatario no podrá ignorar la situación que lo enfrenta a su hijo, el futuro rey de Carpatia, con el que discute qué modelo político es el ideal para su país. Mary tratará de suavizar la relación entre padre e hijo, pero quizás ya sea demasiado tarde para lograrlo.
Esta obra escrita por Terence Rattigan se hizo famosa gracias a la película dirigida e interpretada por Laurance Olivier, al que acompaña Marilyn Monroe. En esta nueva representación de la obra estrenada en el Teatro Cofidis Alcázar, nuestra Monroe particular se llama Lluvia Rojo. Conocida, entre otros trabajos, por su papel de Pili en Cuéntame, realiza una magnífica interpretación de la corista, sabiendo medir la línea entre la dulzura y el carácter. El coprotagonista masculino es el también conocido actor Javivi, que nos mostrará sus artes de seducción y mando. Estos dos actores harán que el público no pueda dejar de reír.
La obra trata de humanizar a la realeza ya que, detrás de los conflictos políticos y la pomposidad, hay discusiones de padres e hijos, un hombre que no sabe qué es amar y una Reina Madre interpretada por Marta Fernández Muro que sufre los problemas de envejecer. Detrás de los personajes aparecen debates profundos basados en la discusión entre el deber y el querer, la lucha entre sueños y obligaciones. Pero, sobre todo, reflexiones que giran en torno a si existe el amor o no. Por una parte tenemos a la enamoradiza Mary y por otra al regente, que nunca se ha enamorado y cuya vida se basa en encuentros esporádicos con mujeres. Desde luego, la vida de estos dos personajes no volverá a ser la misma después de conocerse.