Categorías
Conciertos Música Viajes

Los temazos (y los clásicos) se escuchan en el coche

“¿Llevas los cargadores?”, “Pero si yo solo me encargaba de las chuches”, “El protector solar mejor guárdalo en la mochila que nos lo pongamos nada más llegar”. Estas oraciones y el sonido de las llaves dando cuatro vueltas a la cerradura de casa antes de salir, son el preludio de cualquier viaje que se precie. Ya sea a la playa, a la montaña o al pueblo de al lado, el sonido de las ruedas por los adoquines de la calle y el “clac, clac” de las chanclas son la introducción de un viaje que comienza en el coche.

Sin embargo, el verdadero viaje, la experiencia única de ir apretados entre maletas y bolsas con Papa Delta no comienza hasta que alguien enciende la radio. O lo que es mejor, pone la playlist. Porque no se trata de una lista aleatoria, no es el “Top 50 actual” ni el “Novedades Viernes”, es LA playlist. Efectivamente, estoy hablando de las españoladas y de todos esos temazos de los que no te acuerdas hasta que estás en el asiento de atrás comiendo peras ercolinas y Pringles. Todo junto, porque luego se lo tienes que pasar al copiloto y no podemos ser avariciosos.

Y es que casi se ha convertido en una cultura en sí misma. 20 de Abril, Por La Raja de Tu Falda, La Flaca, I’m Yours o Limón y Sal están ahí. Tienen que sonar. Casi debería ser ley. De hecho, tengo una teoría más fiable que la de la gravedad: el viaje que se haga, saldrá bien solo y solamente si suena Caminando por la vida de Melendi en el trayecto. Si no es así, las vacaciones podrán ir bien, pero no tanto como podrían haber ido si hubiera sonado ese temazo.

Por eso, en caso de que no tengáis esa lista creada propiamente dicha, hoy venimos con el nombre de algunos artistas y varias canciones suyas que son, simplemente, un obligado en cualquier coche que se precie:

 

Amaral

Amaral es imprescindible. Especialmente Marta, Sebas, Guille y los demás, o como es realmente conocida: “son mis amigos”. En esta canción no hace falta subir el volumen porque desde el principio el coche entero canta ya a más decibelios de lo que está legalmente permitido en un vehículo. Junto a esa, El universo sobre mí. La única que está en las playlists únicamente para pasarla es Días de verano, o más conocida como “No quedan días de verano” pero simplemente porque no es necesario recordar ciertas cosas.

Fito y Fitipaldis

Todo lo que suene de Fito y Fitipaldis va a estar bien simplemente porque son himnos. Pon Soldadito marinero y la gente se pondrá un poquito melancólica sin razón aparente. ¿Quieres que hagamos memoria y recordemos si era por los libros, el maestro o el colegio por lo que Fito pudo aprender? La casa por el tejado. Y si no sabemos muy bien lo que queremos, elige Por la boca vive el pez, y la gente dirá “BUAH, HIT”.

Melendi

Qué decir. Melendi, el generador de temazos por antonomasia. Podríamos mencionar discos enteros que harían del viaje un lugar seguro de toda tristeza. Pero si hacemos selección, además de Caminando por la vida, debe sonar Hablando en plata, Tu jardín con enanitos y Canción de amor caducada. O simplemente ponlo en aleatorio, jamás va a fallar. 

La Oreja de Van Gogh

Que tire la primera piedra quien no haya mirado de manera intensa cantando 20 de enero. El sonido de la campana, las fotos tuyas de antes… una maravilla. La Oreja de Van Gogh es una maravilla. Rosas o El Último Vals son otros temas que se escuchan entre carteles de kilómetros dando la cuenta atrás. 

El Canto del Loco

Nos queremos sentir canallitas o simplemente porque nos las sabemos: El Canto del Loco suena. Besos, Zapatillas, La Madre de José, Eres tonto… podríamos hacer una tesis entera solo sobre las razones por las que El Canto del Loco debe sonar en cualquier trayecto, aunque sea solo en el viaje del sofá al supermercado.

Son canciones que no solo han sobrevivido a los años, sino que los han mejorado. Se han convertido en la banda sonora oficial de unos viajes que huyen del silencio. ¿La razón? Como todo lo que nos hace sentir bien, no se sabe. Quizá sea porque todo el mundo se las sabe. Ya sea si hacemos un viaje con amigos, con nuestros padres, con la familia entera o solos en un viaje de introspección. Todos sabemos qué viene detrás de “Carolina, trátame bien” o la razón por la que Marta nos llamó a las 6 (hora española). Puede ser también esa sensación de karaoke privado, de viajar en el espacio y en el tiempo mientras intentamos evitar los peajes cogiendo caminos completamente apartados de la vida humana pero con la voz de Joaquín Sabina guiándonos.

O también puede ser la nostalgia. El recuerdo de otros viajes que ya hemos hecho y de todas las quemaduras y picaduras de mosquito que ya hemos tenido. Como un intento de hacer un “Copiar” de las experiencias que ya nos han llenado para después “Pegar” todas ellas en el destino al que nos dirigimos en el momento. Y es que lo consiguen. No porque repitamos las experiencias, sino porque esos temas son como la intuición que asegura que todo va a ir bien, hagamos el viaje que hagamos y vayamos a donde vayamos.

Porque todo pasa: el coche que quería adelantarnos desde que salimos de casa, la necesidad de ir al baño en la primera media hora del viaje, la gasolinera de los bocadillos de tortilla de patata y el flotador que venía de regalo con los helados. Todo pasa. Pero siempre, siempre, queda la música. Porque cada recuerdo tiene un sonido asociado, un tema, un artista y un volumen determinados.

Y esas canciones quedarán, como diría Amaral, por encima de todas las cosas.

Categorías
Espectáculos y teatro Magia

El Mago Pop: el arte de desafiar a lo imposible (y salir ganando)

Aquí va una confesión que Harry Potter, Houdini y cualquiera que haya dicho alguna vez «abracadabra» desaprobaría negando con la cabeza y alejándose un poquito de mí: no me gusta la magia. Más bien, no me gustan los trucos de magia.

Que adivinen la carta en la que estaba pensando, que me roben la nariz o que se pasen un pañuelo de una oreja a otra me fascina, de verdad. Pero como no sé cómo lo hacen, me frustro y termino enfurruñada hasta que se me olvide el disgusto o busque (sin éxito) la razón por la que eso parece posible.

Por eso, cuando fuimos a ver «El Mago Pop: Nada es Imposible (Broadway edition)» en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid, mi ilusión nacía principalmente de la adrenalina que una siempre siente cuando pisa el teatro. Entré emocionada por enseñar la entrada a la acomodadora antes de indicarnos nuestros sitios de entre todos los que ya estaban llenos. Con la adrenalina de adentrarme entre las butacas llenas de miradas brillantes de expectación que iban dirigidas hacia el escenario. Entré como una simple espectadora de un show.

Y salí mágica.

Antonio Díaz es el nombre detrás del título «Ilusionista europeo más taquillero del mundo» y «Estrella de la Magia» en Netflix, formando parte de las pantallas de más de 190 países en todo el Globo. Es la persona que ha dejado a Antonio Banderas, Penélope Cruz y Stephen Hawking, entre muchos otros millones de espectadores, maravillosamente confusos y fascinados a partes iguales.

Ha estado en nuestras televisiones, tablets y sobre diferentes escenarios. Incluso aunque no hubiésemos visto nada de él, sabríamos decir de quién se trata. Porque lo único imposible de todo el espectáculo es no disfrutar cada vez que habla.

Y sobre todo, cada vez que hace magia. Porque lo que hace Antonio Díaz no son trucos, una manera de pasar el rato o el momento en el que chuleas de algo que sabes delante de tus amigos. Lo que hace es magia, y es arte.

Y eso es precisamente lo que el ilusionista catalán nos trae en «El Mago Pop: Nada es Imposible (Broadway edition)», arte. Un espectáculo con fechas tanto en Madrid (Teatro Nuevo Apolo), como en Barcelona (Teatre Victòria) donde todas las leyes de los libros de física, química, biología, matemáticas y la lógica se desafían y nos dejan completamente seguros de que todo lo que hemos estudiado en nuestra vida es relativo.

Juega con la realidad y con el público de una manera tan espectacular, tan elegante y tan bien hecha, que le dejas. Le dejas guiarte hacia un baile con el tiempo, el espacio, la gravedad, el azar que con él se vuelve menos caprichoso, y lo «imposible«. Y para cuando lo consigue, para cuando tú todavía estás intentando pensar en las maneras en las que lo que acaba de hacer tiene algún sentido, él ya ha empezado con la próxima razón de tu siguiente: «Pero, ¿qué?»

Porque simplemente te cautiva. Desde el principio, hasta mucho más allá del final. Y es que querrás hablar de cada instante del espectáculo con cada grupo de amigos, familia y hasta con la almohada. Este efecto sobre el espectador, sin embargo, no se debe únicamente al indiscutible talento del ilusionista y al equipo técnico, sino también a otros pilares clave: sus ayudantes y la música.

Tan importante es saber ser el protagonista, como el secundario sobre el que todo se sustenta, y los ayudantes de Antonio Díaz son clara prueba de ello. Este es un espectáculo rápido, divertido y ameno. Y como tal, se necesita un constante movimiento que ayude de manera invisible a la figura principal del espectáculo. Y así lo hacen.

¿Respecto a la música? Simplemente decir que en el metro camino a casa después del espectáculo busqué la playlist para poder escucharla de nuevo. Es que qué maravilla. Qué maravilla de canciones, y qué manera de situar cada una de ellas perfectamente en el lugar adecuado.

Ya me habían dicho que El Mago Pop era increíble, que cada truco era único y que se trataba de EL espectáculo de magia por excelencia. Todo el mundo estaba maravillado y parecía que el truco final era hechizar a todo aquel que saliera del teatro. Pero es cierto, porque no hay otra forma de salir.

«El Mago Pop: Nada es Imposible (Broadway edition)» es un show tan bien pensado y ejecutado, que es imposible encontrar las palabras. Es una hora y media que se sienten como cinco minutos, una delicia en directo, y un trabajo audiovisual tan bonito que simplemente te emociona. Porque no es que sea bueno con la magia, desaparezca y haga desaparecer bien las cosas (que también), sino que te hace sentir un poquito más vivo con cada palabra y cada nueva realidad que se inventa.

Podría escribir una tesis y un doctorado sobre el espectáculo. Pero cualquier cosa que te digan o que pueda decir yo, se queda corta. Porque la magia de verdad no se hace ni se dice, se siente. Y eso es exactamente lo que ocurre con Antonio Díaz: que siente la magia, y nosotros con él.

Porque sí, ahora sí me gusta la magia. Pero solamente si es El Mago Pop quien está sobre el escenario.

Categorías
Cultura Música Música Pop Pop/rock

Los clásicos de ahora: cómo se están versionando los temas de antes

Es lo que toca. Se acerca el uno de enero y empezamos a sentir ese cosquilleo de querer dar un giro a nuestra vida para el año que entra. Aunque sea solo de 90º.

Prepararnos para una maratón (o correr un poco más de lo que –no– lo hacíamos), empezar a ser puntuales o apadrinar un olivo se convierten en claros objetivos que respetar, y sobre todo que cumplir. Porque acaben sucediendo o no, esas cosas que pensamos hacer a partir de ese uno de enero se sienten importantes. Renovarse o morir, y buscar tutoriales sobre cómo empezar a meditar para llenar de tranquilidad y buenas vibraciones el nuevo año. Ni Cenicienta se tomaba tan en serio el cambio de 23:59 a 00:00. Podríamos decir que ese gusanillo de dejar todo lo antiguo atrás para abrazar solo lo nuevo también le pasa a la música.

Pero no. Porque tan catártico es cortarse el pelo al ras, como dejárselo largo y buscar tutoriales sobre cómo hacerse trenzas.

Pues bien, eso es lo que está haciendo el panorama musical actual: teñirse el pelo, intentar hacerse el moño desenfadado que nos trata de enseñar Instagram y raparse solo los lados. Pero siempre manteniendo su esencia. Tomar lo antiguo y hacerlo nuevo. Y haciéndolo bien.

Y es que las musas y musos de los artistas del pasado se han convertido en los de aquellos que ahora copan las listas actuales. Ya sea añadiendo sonidos, letra o versionando de una manera más dulce o explícita, las canciones que pertenecen a la época en la que eran nuestros padres los que elegían la música al cocinar, han vuelto.

Por eso, hoy traemos una lista con solo algunos de los temas que tienen la esencia de cassette del que solo funciona un altavoz y de CD cuya funda se ha perdido. Esas canciones que, sin embargo, hoy escuchamos con auriculares inalámbricos:

VIVIR ASÍ ES MORIR DE AMOR

Si por amor todos tenemos el alma herida, Camilo Sesto, en 1978, la tenía un poquito más. Y ahora también Nathy Peluso en 2021. El himno que nos trajo el alicantino y la canción por excelencia de cuando la fiesta está a punto de acabar para asegurar terminar por todo lo alto vuelve a sonar. Pero ahora, con Nathy Peluso. Y sí, sigue estando por todo lo alto.

La canción que te invita a abrazar automáticamente a quien la canta para ofrecerle tu apoyo por ese amor poco sano, ha sido adaptada por la cantante argentina. Y a lo que nos invita ahora es a bailar. Y a hacerlo de una manera un poco más urbana, más popera y más ochentera. Con los instrumentos como elemento esencial de esta versión, la orquesta se convierte en protagonista. Las trompetas y percusión nos ayudan a superar ese amor, y para cuando Nathy Peluso repite el estribillo, ya no nos acordamos ni del nombre de esa persona.

Y es que nadie mejor que Nathy Peluso podía darle tanta alma a una canción a la que ya de por sí le sobra sentimiento. La descubrimos con su jazz latino en La Sandunguera, hemos bailado bachata como si viniésemos de «Bailando con las estrellas» al escuchar su colaboración con C. Tangana en Ateo. Y ahora la cantante argentina ha puesto en mayúsculas uno de los temas que hacen que Camilo Sesto no necesite presentación.

Y es que VIVIR ASÍ ES MORIR DE AMOR cuenta ya con un videoclip futurista dirigido por ella misma, haciendo la viva representación de cómo todo lo que es un temazo, lo es. Independientemente de la época y del estilo.

 

HALLELUJAH

Si solamente pudiésemos sabernos dos canciones en el mundo, probablemente las elegidas serían Cumpleaños Feliz y Hallelujah. Y esta segunda un poquito más. Porque ambas son eternas, sí, pero Hallelujah es un tema que, simplemente, se siente especial.

Los que nos criamos con los Pokémon y los tazos tenemos más la imagen de Bon Jovi interpretándola que de su verdadero compositor: Leonard Cohen, en 1984. Sin embargo, el grupo estadounidense Pentatonix llegó en 2010 para traernos una versión del angelical tema de una forma que hace que parezca totalmente original, y nos la traen a capella. Es decir: los únicos instrumentos de los que hacen uso son sus propias voces. Bajos, ritmos constantes, esa nota de fondo de la que no nos damos cuenta pero que si para, queremos que vuelva… todo lo hacen ellos con su voz.

Y a pesar de que no es nada fácil hacer sentir, con cinco voces, la intimidad que tiene una sola voz frente al micrófono; ellos lo han conseguido. Y es por eso por lo que, desde 2016, esta versión se ha convertido en la primera opción de muchas personas cuando comienzan los primeros días de diciembre y el ambiente se convierte en uno que invita un poco más a agradecer, a volver al Burrito Sabanero y, sobre todo, a gritar «Aleluya».

 

HABANERA

Fue la pieza que más nos gustaba de la clase de música en primaria. Quizá porque no sonaba tanto a concierto serio proclive a salir en el examen final. Quizá porque podíamos sentir la picardía en cada palabra aunque no entendiésemos ninguna palabra en francés más allá de ese “l’amour”. Sea como fuere, La Habanera de la ópera «Carmen» de Bizet (1875) es un hit. Es un hecho.

Da igual cuando la escuchemos, la melodía de esas primeras notas solitarias se quedan en la mente para el resto del día. Y lo que la han convertido en eterna es, precisamente, que no queremos que salgan de ahí.

Pues bien, ahora la hemos vuelto a recordar, pero de la mano de L’haine, en 2020. El joven artista madrileño ha tomado esas notas, las ha hecho protagonistas aislando el resto de sonidos, y las ha hecho suyas. ¿Cómo? Añadiéndole un ritmo actual y constante en el que la letra también ha mantenido su esencia. Eso sí, cambiando de la ópera a lo urbano. Y qué bien suena.

La letra no es la misma, pero se sigue manteniendo ese sentimiento de que el amor no se elige. Y de que si se hace, probablemente o no sea amor, o no sea correspondido. Una reinterpretación de este artista emergente y que ya cuenta con más de dos millones de reproducciones en su perfil de Spotify.

Porque, a pesar de que pueda ser verdad que las segundas partes nunca fueron buenas, lo que los artistas actuales nos están demostrando es que lo que hacen va mucho más allá de una reinterpretación. Se trata de volver a hacer sentir, y de hacerlo mezclando la esencia de antes con la que estamos viviendo estos días. Son, los clásicos de ahora.

Categorías
Cultura Espectáculos y teatro Monólogos y Humor

‘Viva la Pepa’: cómo sobrevivir a la fama y a la sociedad, y hacerlo con gracia

La nueva comedia protagonizada por Pepa Rus

En la vida siempre necesitamos alicientes. Ya sea una onza de chocolate, una hora (o varias) tomando algo con los amigos o una película con mantita. Necesitamos algo que nos sirva como meta para que acabemos rápido lo que sea que estemos haciendo, o viviendo. Pues bien: esa es Pepa.

Pepa es ese alguien que te da energía positiva, aun viviendo algo que dista mucho de ser así. Es la simpatía en la que te centras para llegar a la meta. Y es que ella es, simplemente, pura luz.

Pepa Rus es Pepa, la única madre soltera de dos gemelas de Melilla que tiene la positividad y la alegría de quien no tiene nada más. Un día, sin embargo, todo cambia cuando rescata a un águila en peligro de extinción y se convierte en toda una estrella. Periodistas, políticos,  medios de todo el mundo e incluso la realeza quieren tenerla al lado… hasta que acaban olvidándose de ella, y ninguna de las promesas sobre mejorar su vida y la de sus hijos se cumplen. Eso sí, antes de que su popularidad desaparezca por completo, Pepa tiene un plan: convertirse en la alcaldesa de Melilla y ayudar a sus habitantes.

“¡Viva la Pepa!”, dijo Pepa Rus nada más pisar el escenario con un chándal gris y un carrito de bebé de dos plazas. Nos encontrábamos en el Teatro Lara, en una calle paralela a la Gran Vía, resguardada de los flashes de turistas dirigidos al edificio de Schweppes. Y dentro del teatro, de esa fachada que te pide entrar y disfrutar de su entrada con cristales y columnas de época, está la sala Lola Membrives. Se trata de una pequeña estancia a la que entras bajando por unas escaleras, como quien descubre un tesoro en el sótano de su casa. Está formada por un escenario en el centro y filas de sillas rodeándolo, y a los tres elementos en los que nos centraremos los siguientes 65 minutos: un carrito de bebé, un versátil bloque gris y la indiscutible Pepa (la Chimpa). Fue aquí donde varias personas respondieron a Pepa Rus con un “¡Viva!”.

“Me va a gustar”, pensé justo después de esta primera intervención. Y no me equivocaba.

Creada por Juan Luis Iborra y Sonia Gómez, esta historia nos presenta la realidad en su más absoluta crudeza. Nos habla de pobreza, del proceso de ascenso y descenso de la fama, y de una sociedad actual en la que las prioridades están difusas. Y sin embargo, no hay un solo momento en el que no lo pases bien. Ya sea por el desparpajo de Pepa o por su ingenua naturalidad, lo cierto es que te roba el corazón (y la risa) desde el principio, y te dura hasta el final. Dirigida por Juan Luis Iborra, la obra nos habla de la realidad, sí, pero no se recrea en esas verdades amargas, sino en cómo solucionarlas. O, al menos, en aceptarlas con gracia.

Pepa hace ayuno intermitente involuntario y vive bajo la pobreza en recursos de todo tipo y condición. “Aunque riqueza en el alma”, como nos cuenta que le dijo un día Vicenta, heladera y su mejor amiga. “Pero el alma no alimenta”, le respondía nuestra protagonista a su vez. Y es que es una historia de realidad. De estar arriba, abajo y de levantarse para intentar llegar a un estado vital intermedio. Y aun así, a pesar de contarnos algo tan crudo, si te lo dice Pepa, nuestra protagonista de Melilla, todo cobra un significado y una filosofía distintos.

Con una rapidez de pensamiento increíble, el espectador presencia la vida de la protagonista de una manera tan ágil que ni siquiera te hace consciente de que está pasando el tiempo. Un tiempo marcado por una iluminación distinta ideada por Juanjo Llorens que, junto a la escenografía de Eduardo Moreno, ayuda al público a dividir el tiempo inconscientemente.

Y gracias a Pepa Rus, porque Pepa no sería Pepa si no fuera por ella. El monólogo dura más de una hora, y el público no se cansa de verla en ningún momento. Y ella parece que tampoco. Se mueve por el escenario y se queda quieta; nos hace reír y nos deja pensando sobre algún comentario supuestamente ligero pero lleno de significado al que le das vueltas al salir de la obra. Haga lo que haga, se mete al público en el bolsillo desde el principio. Y nosotros lo aceptamos de buen gusto, porque sería antinatural no dejarla hacerlo.

No tengo nociones de interpretación, tengo que admitirlo, así que no sé cuánta validez puede tener mi opinión, pero memorizar más de una hora de monólogo tiene que ser complicado, y mucho. Y hacerlo con gracia, aún más. Pero ahí está Pepa Rus, con la voz clara con cada línea y haciéndonos sentir cada palabra. Nos convierte en sus confidentes y nos deja con las ganas de tener su número de teléfono, burofax o e-mail para seguir hablando con ella de la vida.

Nos habla como amigos, como quien queda con su grupo de la infancia a actualizarse la vida desde hace tiempo. Interactúa con las filas de sillas, haciéndonos partícipes sin ser protagonistas. Nos hace parte de su historia y, por tanto, de su vida.

Una vida que pudo haberse convertido en un juguete roto, pero que no llega a serlo gracias a la candidatura a unas elecciones a la alcaldía de Melilla. ¿La razón? Ayudar a los demás y evitar que sus vecinos se quemen por el sol y tengan los dientes mal alineados.

Viva la Pepa, sí, y vivan todas las Pepas que salvan águilas todos los días y de las que nadie se da cuenta.

 

Por: Marina Carrasco

Categorías
Conciertos Cultura Música Pop Pop español Pop/rock

La Nueva Ola del pop español sube la marea musical

Hay muchas razones por las que escuchamos música.

Quizás sea como con la Coca-Cola cuando tenemos 12 años y simplemente la probamos porque vemos a mucha gente pedírsela; porque el modelo de esos auriculares es monísimo y necesitamos algo que escuchar una vez los compramos; o solo porque sí, porque nos hace sentir bien y porque es casi un acto reflejo eso de encender el ordenador e ir directamente a Spotify. La verdad es que no hay un motivo estándar por el que escuchamos música: cada persona es un micro universo de razones que tratamos de comprender con cada canción que pasa de nuestra playlist.

Y, sin embargo, siempre hay algo que destaca un poquito más sobre el resto de razones. Puede ser porque la letra parece hablar directamente sobre nuestra vida sin dar nombres, o porque la melodía es la que marca la velocidad de los pasos que llevamos camino al metro. Sea lo que sea, al final se trata únicamente de conectar.

Pues bien, ha llegado un nuevo género que sabe hacer ambas cosas, que simplemente ha venido y ha conectado con la audiencia. Es la Nueva Ola del pop español.

Está formado por artistas españoles que se encuentran en sus veinte y que (como todos nosotros) no saben muy bien cómo se gestiona esta nuestra vida. Son personas como tú y como yo, que escriben sobre lo que sienten de manera honesta, hablando como si su mejor amigo estuviera al otro lado de los auriculares. Y para ello, se sirven de dos cosas fundamentales: el pop y mucho talento.

Si bien son canciones que se pueden relacionar más bien con el género del pop, no se limitan a seguir los cánones del género, sino que experimentan con los sonidos hasta llegar a otro nivel. Juegan con estímulos sonoros que escuchamos a diario y que forman parte de nuestra rutina hasta tal punto que nos olvidamos de ellos. Pero no la Nueva Ola. Estos artistas los cogen y hacen arte: el sonido que hace el teclado de WhatsApp, resoplidos, audios… todo vale. Y eso es talento.

Eso, y trabajo duro. Y es que todo el proceso creativo, de principio a fin, es llevado por ellos. Son los que interpretan, producen y componen sus propias canciones. Normalmente, grabando desde el ordenador de su habitación, aprendiendo a mezclar con paciencia y ensayo y error.

Lo mejor de todo es que, como pasa cuando te gusta lo que haces, no se limitan únicamente a crear temas propios, sino que colaboran entre ellos en diferentes canciones suyas. Son como esa clase idílica de 5ºA en la que todos se llevan muy bien entre ellos y por eso les da igual hacer trabajos en grupo con personas diferentes de la clase. De hecho, una de las canciones que podrían ser un himno de este género es Batmóvil – Remix, donde colaboran artistas tan conocidos como Hens, Pole. y Funzo & Baby Loud.

Por eso, aquí os traemos una lista con solo algunos de los artistas de esta Nueva Ola del pop español que están revolucionando la industria nacional:

Sebastián Cortés

El madrileño nacido en Colombia es, a sus veinte años, un referente del género. Su álbum “Canciones Que Hice En Mi Habitación” (2021) describe a la perfección todo el género: es él y la pasión por la música. Y a pesar de eso, de que sea un proceso en gran medida autodidacta, la calidad de sus canciones no tiene nada que envidiar a aquellos grabados en enormes estudios de producción.

De hecho, no le ha hecho falta nada para conseguir que temas como Dos X Tres (Demo), Me Da la Vida o T la Sudo (Demo) hayan alcanzado individualmente millones y millones de reproducciones en Spotify; además de colaboraciones tan exitosas como la que tiene con la artista Alba Reche en La Posada.

 

Daniel Sabater

Lo hemos escuchado en temas en los que solamente está él y en otros en los que comparte pista de audio, y en todos ellos da lo mismo: siempre va a ser un temazo. El murciano cuenta con su propio EP “tenemos que quedar”, incluyendo canciones como el sofá o no me da la gana; además de sencillos que todos estamos esperando que se conviertan en complejos solo para que saque nuevo álbum.

Entre todos esos temas, encontramos montones de colaboraciones con artistas muy sonados dentro de la Nueva Ola. Entre ellos, 2010, con Roy Borland; Talk con Walls y GOKO!; nosotros 2 con KICKBOMBO; Americanadas con Sebastián Cortés; o Ya con Flavio.

Destaca también el remix de su canción original Calor, en la que colaboraron Soge Culebra y Sebastián Cortés; además de la colaboración internacional junto a Oscar Anton y Clementine en nuits d’été.

Hens

Está en cada lista del panorama musical actual en España. Y es que su álbum “Hensito”  ha sido todo un éxito desde que salió este 2021. Cualquiera de sus diez canciones son un “es que es increíble, Hens me entiende a la perfección” que acumula millones de reproducciones individualmente.

Pese a todo, es inevitable no hablar de grandes éxitos como Dos Días al Mes junto a Delgao, %, o Me Encanta(s). Incluso ha colaborado junto al famoso grupo Despistaos en el remix de una de sus canciones, Quedar Pa Joder.

Walls

Es escucharlo y querer quedarte hasta el final de la canción. O del EP, como es el caso de “38º” (2019), en el que cada canción presenta un mínimo de un millón de reproducciones con temas como Si Me Muero o Mírame.

Y es que todas las personas que han colaborado con él saben todo este talento. Es el caso de Belén Aguilera con el éxito FUCK OFF; de Soge Culebra y Pol Granch con Cuando me mirabas; o junto a Xavibo y Marc Seguí en Haciendo na.

No puedo dejar pasar la oportunidad también de recomendar un temazo como Anestesiado, con un total de casi 4 millones de reproducciones en Spotify.

Nuestras playlists se han llenado de ellos, su música es la que cantas mientras te duchas y sus letras las que piensas en escribir en Twitter. Sus canciones son su medio de expresión y el medio de canalización de quienes los escuchamos. Y qué bien sienta (y se escucha).

 

Por: Marina Carrasco

Categorías
Conciertos Cultura Música

Las mejores colaboraciones musicales del 2021

La unión hace la fuerza. Ir al cine no sabe igual si no es con palomitas (con o sin mantequilla), subir un poco más la cabeza al llegar tarde a clase es más fácil si vas con un amigo, y ducharse es mucho más gratificante si el móvil está al lado con esa playlist a volumen 92. Hay cosas y personas en la vida que, cuando colaboran, todo es un poquito mejor. No sabes por qué, simplemente se siente más completo.

Pues bien, desde principios de este año, el mundo de las colaboraciones ha llegado fuerte al panorama musical actual, tanto en España como en el resto del mundo. Las listas se han llenado de “ft.” y comas que separan los nombres de los artistas que ya teníamos en bucle por separado. Por eso, hoy os traemos una lista con algunas de las colaboraciones que más han dado de qué hablar (y escuchar) este año, además de aquellas que acaban de salir y que vienen con mucha expectación.

Rakata Remix

El reggaeton nos tiene acostumbrados a las colaboraciones, no es nada nuevo, pero lo de Rakata–Remix es algo que sí que no esperábamos. Es escucharlo y bailar sin querer. Incluso por la calle te tienes que forzar a ti mismo para recordar que estás en un espacio público y que bailar por la acera entorpece a los viandantes.

A principios de agosto de este 2021 teníamos la versión original con Original Elías, Moncho Chavea, Yotuel y C de Cama; y ya fue un éxito. TikTok se llenó de gente moviendo las manos y girando de izquierda a derecha con el mar de fondo, la piscina o la pared de la habitación. Todos la seguíamos teniendo en la cabeza para cuando, el 3 de septiembre, Omar Montes, Mala Rodríguez, Rvfv, Nyno Vargas y Beatriz Luengo decidieron unirse para hacer que el verano durase un poquito más.

La versión original acumula ya más de 24 millones de reproducciones, además de las más de 6 millones del remix en Spotify; y es que todo el mundo necesita un poco de ese rakata(katakatakatá) del que habla Original Elías en algún momento.

Tiroteo Remix

Desde el pop de la Nueva Ola del género en España a la que pertenecen Marc Seguí y Pol Granch, Rauw Alejandro decidió unirse para dejar una colaboración redonda: Tiroteo – Remix. Ya sabíamos de ella antes de mediados de este año, pero la seguimos escuchando durante todo el verano como si fuese algo que acababa de salir.

Cantándola con la misma emoción que la original, este tema se ha mantenido en lo alto de las listas de nuestro país durante mucho tiempo, alcanzando los casi 166 millones de reproducciones en Spotify.

Llueve sobre mojado – Pablo Alborán, Aitana, Álvaro de Luna

Entre muchos otros, hay tres artistas que, actualmente, no pueden faltar en ninguna lista nacional: Aitana, Álvaro De Luna y Pablo Alborán. Si suelen ser protagonistas en las listas por separado, ¿por qué no juntarse? Eso es lo que ha pensado Pablo Alborán quien, con Llueve sobre mojado, ha querido contar con ambos artistas para crear una letra sobre las heridas amorosas que sanan pero cuya cicatriz se nota cada vez que cambia el tiempo. Salió el pasado 15 de octubre bajo una melodía pop que se mantiene en la cabeza y que hace lo propio en los ránkings nacionales.

Bizarrap

Nos encontramos con la cúspide de las colaboraciones en la industria musical actualmente. Como ocurre en algunas películas en las que algún personaje un poco esnob dice “si no estás en esta fiesta, no eres nadie”, si no has colaborado con Bizarrap, probablemente seas alguien, pero no demasiado.

El productor y compositor argentino que todo el mundo quiere ver sin gafas cuenta con unas Music Sessions que van numeradas a medida que los artistas pasan por sus producciones. Y este número no hace más que aumentar. Su colaboración con Nathy Peluso en Nathy Peluso: Bzrp Music Sessions, Vol. 36 fue todo un éxito que acumula casi 157 millones de reproducciones en Spotify. Sus siguientes colaboraciones con Nicky Jam, Snow Tha Product, Eladio Carrión o Ptazeta también fueron muy bien recibidas por un público que ha vuelto a incendiar las listas.

Camilo y Evaluna

Hay gente que tiene buenas energías. O eso, o simplemente te caen bien, pero lo cierto es que Camilo y Evaluna forman parte de esa gente. A pesar de que tienen carreras en solitario, ya han colaborado muchas veces haciendo covers de canciones que les gustan para su canal de YouTube conjunto. También los habíamos visto en colaboraciones de canciones propias como Macchu Picchu o Amén (en este último caso, junto a Ricardo Montaner, y Mau y Ricky). Con melodías puramente pop, sus voces se entrelazan y armonizan como si eso fuese lo único que pudiera pasar, como si fuera lo natural.

 El pasado 13 de octubre la magia volvió a ocurrir. Sacaron nuevo tema, Índigo, y justo antes de salir del vídeo oficial de YouTube para poder añadirla a nuestra lista de Spotify, nos lo mostraron en pantalla: Evaluna está embarazada, y junto a Camilo, esperan un bebé. La segunda mitad del videoclip presenta la reacción de Camilo y de todos los allegados a la pareja al enterarse de la noticia. Todo esto con un tema pop alegre y tierno de fondo en el que el amor hacia este futuro integrante de la familia es casi palpable.

Cada vez que un cantante saca tema nuevo, una parte de sus pensamientos, de su tiempo, y de ellos se queda en esa canción. Si eso es algo que ya podemos notar cuando escuchamos un agudo de Ariana Grande, el “19 días y 500 noches” de Joaquín Sabina antes de que suene la guitarra, o el “I can see your halo” de Beyoncé; esa emoción se multiplica cuando lo que escuchamos viene compartido por varias voces.

Porque la unión hace la fuerza, sí, pero también la música.

 

Por: Marina Carrasco